jueves, 17 de octubre de 2013

Visita Retiro




Estatua ecuestre del General Martínez Campos

Figura importante para nuestro país, de nombre Arsenio, fue militar y político. Nacido en 1831 en Segovia y murió en 1900 en Zarauz. Luchó contra los carlistas tanto en un comienzo en Aragón, mandado por el general  Dulce. Fue enviado en 1860 a África por primera vez aunque pronto fue desviado junto con otras tropas de Inglaterra  y Francia a México a reprimir revueltas.De allí fue a Cuba luchando contra rebeldes permaneciendo tres años en la isla caribeña (1869-1872).  Realizó acciones en Cataluña al mando de una brigada, cuando ya se había proclamado la I República en 1873. Tras no conseguir los objetivos deseados fue nombrado dirigente de las tropas en Valencia, con la función de reprimir nuevas revueltas. En 1875 consiguió, tras actuar en Cataluña acabar con la tercera guerra carlista. Tras este éxito se le nombró capitán general en 1876 para, en ese mismo año, ser destinado a Cuba de nuevo donde, dando buen trato a prisioneros y actuando con mano de hierro cuando debía, consiguió que los rebeldes cubanos firmasen la Paz del Zanjón en 1878.
Tras volver se le encargó la cartera de Guerra aunque unas polémicas declaraciones hicieron que dimitiese y pasase a formar parte del Partido Liberal de Sagasta donde volvió a ocupar dicho cargo, y actuando entre intermediario entre este y Cánovas del Castillo a la muerte del rey Alfonso XII.
En el año 1893 volvió a ser destinado a África como jefe del ejército y consiguió la paz con los marroquíes al año siguiente. Sin embargo su periplo internacional no había acabado ya que fue enviado a Cuba de nuevo al año siguiente de esta paz aunque no triunfó contra los insurrectos y de vuelta en España fue nombrado presidente del Supremo de Guerra y Marina, heredero del Consejo de Guerra de tiempo atrás, hasta su muerte.
La escultura en cuestión fue realizada por Mariano Benlliure (1862-1947) e inaugurada en el Retiro al poco de la muerte del militar, en 1907. Realizado en bronce proporcionado por la familia real, que propuso la realización de la misma, mármol y piedra de Novelda (material utilizado en la construcción desde el siglo XIII, extraído de Alicante). Al pie se encuentra un conjunto escultórico que representa banderas y elementos militares y artillería, así como tambores. En los laterales hay, a mi parecer, relieves, en las que se reflejan escenas de las distintas campañas en las que estuvo el general en su carrera militar.
Hay que destacar el gran detallismo con el que el autor le dota, con un gran tratamiento de los ropajes, la vestimenta del personaje así como el realismo en la expresión y elementos del caballo. Hay que destacar que da la sensación de que esta captado en un momento de campaña, es decir, sin tiempo para poder detenerse o preocuparse por los ropajes ya que estos parecen colocados con despreocupación o desdén, con una simple gorra y sin más identificación que su propia figura. Sus dimensiones son de 7,00 × 5,65 × 7,40 metros.
La escultura se encuentra en la Plaza de Guatemala, a la que se accede por el Paseo de Chile, una avenida de cipreses, en la parte posterior del monumento en honor a Alfonso XII. Cercano a la puerta de la reina Mercedes y junto a la Avenida de Menéndez Pelayo.





Escultura de Carlos II

Dicha escultura se encuentra situada en la llamada Avenida de las Esculturas, con acceso a partir de la Puerta de España, en la calle Alfonso XII. Además de la que tratamos en este apartado hay otras 12 esculturas de reyes que fueron traídos a dicho emplazamiento en 1989 definitivamente en el orden en el que hoy podemos encontrarlas.
La escultura en sí de dicho rey, realizada en mármol, se sitúa junto a otras de las que no he podido encontrar el autor. Bien es cierto que estas esculturas no siguen ningún orden de reinado ni cronología por lo que puede resultar algo confuso. Algunos autores encuentran esto inútil y algo absurdo para el simple espectador. 
El  cambio originario a la actual situación de algunas de ellas se produjo en 1847, tras haberlas restaurado, aunque en el traslado los operarios se tuvieron que enfrentar al problema de que las esculturas no estaban identificadas cada una con su nombre. Esto fue por intereses políticos ya que a Carlos III no le gustaba su emplazamiento y manda desmontarlas y guardarlas a buen recaudo durante un siglo hasta la fecha que hemos destacado.
Fueron idea de Fray Martín Sarmiento (1695-1772) en el sentido iconográfico ya que diseñó una alegoría de la monarquía española aunque, bien es cierto, no se finalizó. En sí las esculturas fueron realizadas por muy diversos escultores  que fueron dirigidos por Juan Domingo Olivieri (Italia 1706- Madrid 1762) y Felipe de Castro (1711-1775), español y escultor de Fernando VII. Intervinieron escultores como Alfonso de Grana, Francisco de Boge, Antonio Demandre, Juan de Mena (1707-1784)  o Felipe de Boiston  (Francia 1700-¿?).
La que tratamos ahora es la de Carlos II, apodado el hechizado, fue hijo de Felipe IV y de Mariana de Austria, nació en 1661 en Madrid muriendo en la misma capital en 1700, con tan solo 39 años de edad. Subió al trono legalmente en 1675, tras una regencia de su madre hasta que este alcanzase la mayoría de edad. No era un rey muy férreo sino al contrario, débil y enfermizo además de falto de inteligencia según lo cuentan las fuentes de la época. Su problema radicaba en que la endogamia de sus ascendientes, que provocaron una alteración en los genes del rey por lo que envejeció joven y sufría muchos dolores y ataques de cólera.
Al igual que habían hecho sus predecesores, confía en la labor en el gobierno de la figura de los validos   duque de Medinaceli, en su cargo de 1680 a 1685, el conde de Oropesa (¿-1707), que estuvo en el cargo entre los años 1685-1691 y posteriormente de 1695-1699 e intentó mejorar la situación económica de la Hacienda castellana y por último el cardenal Fernández de Portocarrero (Luis) (1635-1709), que fue valido el último año de vida del rey y al mando del Estado hasta la proclamación del primer rey Borbón Felipe V. Tuvo dos matrimonios: el primero con Maria Luisa de Orléans, sobrina de Luis XIV, rey de Francia y que se casaron en 1679 aunque no consiguieron tener descendencia hasta que esta murió prematuramente en 1689. El segundo matrimonio fue con Mariana de Neoburgo (1667-1740), perteneciente a la Casa del Palatinado procedente de Alemania y que se casó con Carlos II en el mismo año de la muerte de la otra regente aunque se quedó viuda en 1700 a la muerte del rey (A dicha reina se le dedicó una de las puertas de acceso al Parque del Retiro).




Sirena del monumento a Alfonso XII

La pieza a la que nos referiremos es solo una de las partes perteneciente al conjunto escultórico del Monumento a Alfonso XII. Dicho monumento fue realizado por Benlliure, comenzando la labor en 1886 aunque no acabado hasta 1922 ya que no había suficiente capital.
 Está dividido en varias partes de las que cabe destacar la columnata semicircular y abierta que tiene una doble hilera de columnas jónicas, con 49 escudos simbolizando las provincias que había en la época; por otro lado se pueden encontrar las estatuas vinculadas a esta columnata, de bronce y que simbolizan las Ciencias, la Agricultura y la Industria, así como una alegoría al ejército, tanto de la Marina como de caballería o infantería. Llegamos al cuerpo central del monumento en el que se representan numerosos grupos escultóricos de la Paz (de bronce y simbolizada por la unión en un abrazo de dos militares), el Progreso (en la parte central y en el que se ve a un joven delante de un caballo, con el torso desnudo junto con tres jóvenes que representan las artes citadas con anterioridad) y la Libertad (simbolizado por la presencia de un joven guiada por una fémina con alas y junto a la cual arroja hacia el vacío a un ser que simboliza la tiranía). En la parte inferior se pueden observar planchas de bronce que representan distintos temas monárquicos. En la cúspide del mismo se observa la escultura ecuestre del rey Alfonso (1847-1885), rey de España durante 11 años, entre 1874 y 1885 y casado con María de las Mercedes de Orleans primero, casados en 1878 aunque fallecida esta prontamente, y con María Cristina de Habsburgo desde 1879 a 1885.
Llegamos pues así a las sirenas de las que trataremos, parte conjunta de este gran monumento (el conjunto escultórico más grande de Madrid). Estas sirenas son de cuatro autores diferentes que pasaremos a nombrar a continuación: la sirena que aparece tocando la lira sobre una tortuga es de Antonio de Alsina y Amils (1864-1948), catalán, aprendiz de Juan Samsó; otra sirena, la cual aparece sobre un pez, con la boca abierta de la que sale un chorro de agua  es obra del escultor Rafael Archete a caballo entre ambos siglos; la siguiente sirena, que esta vez la que aparece con un cetro en forma de espiral sobre lo que parece ser una langosta es del escultor Antonio Perera. Daremos mayor importancia a esta última que es la que aparece sobre un tritón, autor de Antonio Coll (1857-1943), también catalán, recibió muchos premios a lo largo de su vida y al que se le encargó la intervención en el monumento junto a Estany y Monserrat.  El precio de las llamadas sirenas fue, en su tiempo, de 15.000 pesetas al ser su material el bronce.
El porqué de la colocación de estas figuras mitológicas en dicho monumento se cree que es debido a que recurrieron a una alegoría marina eludiendo al ejército y que daba la sensación que las sirenas se encontraban en la misma orilla del lago casi al mismo nivel del agua. Representadas con gran realismo y detalle.


Sirena de Antonio Coll

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